La creciente amenaza de ciberseguridad en los Ćŗltimos aƱos se debe en parte a la ampliaciĆ³n de la superficie de ataque. Este tĆ©rmino se refiere a todos los puntos posibles de acceso a un sistema informĆ”tico.

En la actualidad, la superficie de ataque abarca no solo las instalaciones fĆsicas y redes internas de una empresa, sino tambiĆ©n dispositivos mĆ³viles de empleados, herramientas de trabajo remoto, aplicaciones en la nube y dispositivos del Internet de las Cosas (IoT).
Anteriormente, la cantidad de dispositivos conectados a una red empresarial era mĆ”s manejable y localizable. Sin embargo, con el aumento de dispositivos globales que acceden y almacenan informaciĆ³n crĆtica, el riesgo se ha incrementado. La adopciĆ³n de tecnologĆas como aplicaciones en la nube y sistemas interconectados ha expandido considerablemente esta superficie, obligando a las empresas a proteger cada posible punto de acceso a su infraestructura y datos.
Un ejemplo de esta expansiĆ³n ocurre cuando un empleado contrata un servicio de nube sin informar a los departamentos de TI o ciberseguridad. Aunque parezca inofensivo, esta acciĆ³n puede introducir riesgos significativos al no contar con las medidas de seguridad adecuadas, dejando a la organizaciĆ³n vulnerable ante posibles incidentes.
El impacto de esta expansiĆ³n en las empresas es profundo. La ciberseguridad requiere una adaptaciĆ³n constante y vigilancia continua. Incluso los proveedores de servicios crĆticos pueden ser blancos de ataques, afectando directamente a las empresas debido a la interconexiĆ³n de datos y redes.
Evaluar los riesgos asociados a estas conexiones es vital, ya que muchas veces se confĆa implĆcitamente en la seguridad de los proveedores, lo cual puede resultar en vulnerabilidades inesperadas.
La gestiĆ³n de la ciberseguridad en un entorno con amplia superficie de ataque es un desafĆo. A menudo, falta una gobernanza clara sobre la contrataciĆ³n y validaciĆ³n de servicios en la nube, lo que lleva a una falta de control sobre quĆ© informaciĆ³n se almacena y cĆ³mo se protege. Esto resulta en un monitoreo insuficiente y una gestiĆ³n de riesgos inadecuada.
Aunque no es necesario que los directivos conozcan cada detalle tƩcnico de la superficie de ataque, es crucial que comprendan los riesgos generales y su impacto potencial. Deben asegurar que los equipos de ciberseguridad estƩn al tanto de estos riesgos y adopten medidas para mitigarlos.
La constante innovaciĆ³n tecnolĆ³gica tambiĆ©n puede aumentar la superficie de ataque. Por lo tanto, es esencial equilibrar la innovaciĆ³n con la seguridad, asegurando que cada nuevo desarrollo sea evaluado por el equipo de ciberseguridad para identificar y mitigar posibles riesgos.
Para proteger la informaciĆ³n en un entorno con una superficie de ataque tan amplia, es vital conocer la ubicaciĆ³n de los datos y los controles de seguridad implementados. Limitar el acceso a la informaciĆ³n necesaria y colaborar proactivamente con los proveedores de servicios de seguridad es fundamental para crear un entorno mĆ”s seguro.